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Sunday, February 08, 2009

Cuba, 50 años de criminal dictadura

Cuba, 50 años de criminal dictadura
Adolfo Rivera Caro*
Viernes, 6 de Febrero de 2009

Casi todo el mundo ha estado recordando que hace 50 años Fidel Castro
entronizó una dictadura en Cuba. El término dictadura es indiscutible.
Nadie cree que un gobierno puede mantenerse democráticamente en el poder
durante medio siglo. Y eso significa que la revolución de Castro le ha
robado al pueblo cubano su capacidad de elección. En efecto, todo el
mundo sabe que cualquier grupo opositor, por pequeño que sea, es
ferozmente perseguido y reprimido.

En el vasto Gulag cubano (¡más de 500 cárceles!) se están pudriendo en
vida centenares de hombres y mujeres, cuyo único delito ha sido oponerse
pacíficamente al comunismo y defender los derechos humanos.

¿Qué significa para un pueblo verse bajo un gobierno al que no puede
desalojar del poder? Verse bajo un régimen que desprecia sus necesidades
e ignora sus demandas. Cuba se ha convertido en una nación arruinada
tanto física como espiritualmente. Cualquier persona, mínimamente
objetiva, sólo tiene que revisar la evaluación que hacían de la Cuba
anterior a Castro organizaciones internacionales como la Unesco.

Cuba, aunque subdesarrollada, era uno de los países más prósperos del
continente. Hoy es uno de los más pobres.

La Habana, una de las capitales más bellas y atractivas del hemisferio,
es hoy una ciudad en ruinas. Miles de personas viven en edificios a
punto de derrumbarse. En toda Cuba son extremadamente difíciles de
conseguir productos agrícolas que rebosan los mercados de Haití y de
Paraguay. La única aspiración de la juventud cubana es irse. ¿Alguien lo
duda? Vayan a Cuba. Pero vayan a Cuba como personas interesadas en
averiguar la realidad del país, no como invitados de lujo, con todos los
gastos pagados. Gastos pagados con el dinero que la dictadura le roba a
un pueblo oprimido y famélico. A cualquier persona con una sombra de
conciencia moral le debían ser insoportables esos banquetes a costas de
un pueblo hambreado. Lamentablemente, ninguno de esos centenares de
invitados a festejar el extraordinario triunfo de los hermanos Castro
parece tener escrúpulos morales.

Dada la realidad de Cuba, ¿qué se puede admirar de Fidel Castro? En el
fondo, lo único que le envidian es haberse mantenido 50 años en el
poder. Mientras más admiración por Castro, más indiferencia y más
desprecio por el pueblo cubano. Simpatizar con la dictadura castrista
carece de cualquier otro significado. ¿Elogiar la salud pública en un
pueblo desnutrido, donde las epidemias --como la de neuropatía óptica,
entre otras-- son ignoradas por la prensa? Donde las farmacias carecen
hasta de aspirinas. Dónde no hay sábanas limpias en los hospitales.
Elogian la educación donde la mayor aspiración de los graduados
universitarios es trabajar como taxistas u ofreciéndole cualquier
servicio a los turistas, incluyendo servicios sexuales, para conseguir
algunos dólares.

Hoy, 50 años después de la revolución comunista, en Cuba no sólo hay más
prostitución que nunca hubo, sino que ha surgido toda una generalizada
cultura de la misma, desoladora e inconcebible para las viejas generaciones.

De lo que sí nos sentirnos orgullosos es que siempre ha habido cubanos
dispuestos a luchar contra esa espantosa y criminal dictadura.

*Analista político y columnista de El Nuevo Herald. © www.aipenet.com

http://www.elsalvador.com/mwedh/nota/nota_opinion.asp?idCat=6342&idArt=3323440

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