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Wednesday, May 09, 2012

Una profesión sin presente ni futuro

Una profesión sin presente ni futuro
Miércoles, Mayo 9, 2012 | Por Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba, mayo, www.cubanet.org -Mucho se ha hablado y escrito,
en los últimos tiempos, acerca de la gran cantidad de jóvenes cubanos
matriculados en la especialidad de Contabilidad, en los institutos
politécnicos de nivel medio, lo cual torna muy difícil su ubicación
laboral una vez que se gradúen.

Con independencia de la real predilección que sientan muchos de ellos
por esta materia, lo cierto es que Contabilidad constituye una de las
escasas opciones con que cuentan los estudiantes que terminan la
secundaria básica y desean evadir las poco atractivas especialidades
relacionadas con la agricultura y la construcción, que hoy disfrutan de
la máxima promoción por parte de las autoridades educativas de la isla.

Sin embargo, otro es el panorama si miramos a la educación superior. Se
conoce que la mayoría de los estudiantes de preuniversitario no tienen
las especialidades de Economía entre las primeras opciones de carreras
universitarias, y solo las matriculan si no les otorgan las carreras de
su preferencia.

Semejante carencia de vocación, a no dudarlo, compromete la calidad y
dedicación de los futuros profesionales de la economía, y también atenta
a mediano plazo contra el nuevo esfuerzo de los gobernantes por ubicar
todo lo relacionado con la economía en los primeros planos del acontecer
nacional.

En una entrevista, aparecida en el semanario Trabajadores (edición del
lunes 9 de abril), el doctor Joaquín Infante, Premio Nacional de
Contabilidad, y asesor de la oficialista Asociación Nacional de
Economistas de Cuba (ANEC), se lamenta del desdén de los jóvenes hacia
los estudios económicos en los predios universitarios.

Según Infante, los economistas cubanos, en su trabajo diario, afrontan
una serie de tropiezos que hace que los estudiantes de preuniversitario,
al tanto de esos problemas, se inclinen por carreras ajenas a la economía.

Entre esos inconvenientes, destacan: inadecuadas condiciones laborales,
tanto en los locales como en el equipamiento y los insumos; una
retribución salarial que no se corresponde con la importancia de un
trabajo que pudiera contribuir al logro de la eficiencia empresarial; la
no instrumentación de un sistema de estímulos morales y materiales; así
como la poca atención que se les presta a los jóvenes economistas en las
entidades donde laboran, lo que no motiva la permanencia de ellos en
dichos centros.

Con todo, nos parece que el señor Infante ha obviado un elemento
esencial, y que denota lo insustancial del trabajo de buena parte de los
economistas cubanos. Porque un verdadero economista debe estar en
condiciones de asesorar al gerente o director, en temas tales como:
quiénes deben ser los proveedores de la entidad, qué materias primas
adquirir, qué tratamiento darle a los clientes, a qué precio lanzar al
mercado los bienes y servicios, y qué hacer con las ganancias que se
obtengan.

Y, por supuesto, muy pocas decisiones como esas pueden ser tomadas por
las empresas, ya que es proverbial la falta de autonomía que por lo
general padecen.

Por lo tanto, es natural que los jóvenes, además de soportar los
infortunios ya mencionados, no deseen que su futuro transcurra en
entidades donde las decisiones vengan "de arriba", y donde sus jornadas
laborales transcurran entre bostezos, detrás de un buró.

http://www.cubanet.org/articulos/una-profesion-sin-presente-ni-futuro/

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