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Tuesday, May 08, 2012

Religión y política en un mismo marco?

¿Religión y política en un mismo marco?
Martes, 08 de Mayo de 2012 04:00
Escrito por Hugo Araña

Cuba actualidad, Matanzas, (PD) La libertad de cultos en Cuba engendra
varias apreciaciones, tanto positivas como negativas, según desde el
punto con que se mire, máxime en la actualidad.

A partir de 1959, las religiones reconocidas en el país sufrieron
estigmas y desgarros dolorosos. Hoy en día, los mismos culpables, sin
expresarlo abiertamente, han comprobado lo errado de la política llevada
a cabo durante décadas por el gobierno contra la libertad de cultos,
porque el resultado no fue el esperado.

Han tratado de menguar ese error, y aceptar a regañadientes las
creencias religiosas de cada cual, con el objetivo de aparentar cierta
flexibilidad y así obtener el apoyo del pueblo, cada día más separado de
sus dirigentes y el gobierno, no sólo por ese motivo, sino por muchos
otros más.

Sin hacer mucha historia, la campaña llevada por las autoridades cubanas
en pos de hacer desaparecer toda inclinación religiosa y fervor místico
en la población, no fue bien vista, y en no pocos momentos, conllevó a
enfrentamientos, cuyas huellas y resentimientos se mantienen casi
intactos, y son muy difíciles de borrar, aún con los años transcurridos.

Recordemos lo sucedido principalmente con la religión católica y la
judía, las más heridas, las más vituperadas. Contra estas, las acciones
fueron crueles y lacerantes.

Ser fiel a la iglesia católica era casi igual que ser
contrarrevolucionario. Esto produjo el éxodo de sacerdotes, monjas y
fieles que no podían aceptar que Cuba tomara el camino del ateísmo, y
tuvieron que optar por el exilio en contra de sus voluntades.

En cuanto a la religión judía, cuyos miembros no eran tan numerosos, sus
fieles, se redujeron como nunca se había visto. Muchos de sus templos
fueron intervenidos por órdenes absurdas, y hasta hoy no los han devuelto.

Y aunque hacemos hincapié en estas dos religiones, que a nuestro
criterio fueron las que más sufrieron los embates anti-religiosos, la
santería tampoco la pasó bien. Sus miembros, aunque no sufrieron
persecuciones notables, tampoco salieron ilesos. Tan es así que sus
ceremonias debían realizarlas en lugares bien lejanos de los oídos de
los Comités de Defensa de la Revolución de cada barrio.

Todo radicó desgraciadamente en el factor político. Primaba en las
órdenes promovidas del Gobierno contra todos aquellos que, por sus
creencias religiosas, no aceptaron el marxismo como premisa principal en
sus vidas.

Para optar por un empleo en cualquier entidad gubernamental, la
condición suprema consistía en apoyar los estatutos del ateísmo
revolucionario impuesto, que aún se arrastra hoy en día aunque con
fuerzas menguadas.

Con la caída del llamado *campo socialista*, cuando el gobierno cubano
prácticamente quedó en el desamparo y sin recursos para poder
mantenerse, entonces pesaron más los intereses económicos que los
filosóficos.

Gústele a quién le guste, el cubano es religioso por antonomasia, y
permanece inmerso y arraigado en sus convicciones espirituales, o se
refugia en ellas frente a la gris realidad existente, con el ruego de
que haya un cambio sustancial en el país.

Cuba atraviesa una atmósfera de violencia, tanto oral como física, que
se pudo observar en el lugar menos esperado: la misa del papa Benedicto
XVI en Santiago de Cuba.

Hasta el mismo Papa, durante su reciente visita a Cuba, se pronunció en
contra de esta atmósfera en sus discursos y oraciones, aún frente a las
autoridades gubernamentales.

Integrarse o no al régimen, todo radica en la decisión de cada
religioso, siempre y cuando pueda mantenerse fiel a su religión, la que
sea, porque su espíritu de creyente no lo abandonará.

Aunque no lo confiese ni lo proclame a los cuatro vientos, el gobierno,
al fin ha claudicado en su error, ya que la política y la libertad de
culto no tienen que transitar por el mismo cauce, aunque en un momento
dado puedan coincidir por algún motivo.

Es de notar una situación algo característica en cuanto a los miembros
de la elite política que ocupan altos cargos gubernamentales. Nos
referimos a ministros, viceministros, etc. Todavía no vemos que en
alguno de ellos cuelgue de sus cuellos una cruz, o los dos triángulos
invertidos de la estrella de David, o un collar de algún orisha, o que
asista a una ceremonia religiosa no como invitado, sino como partícipe
de esa congregación, como prueba de su creencia religiosa. A no ser -
como algunos argumentan-, que acudan a ciertos templos en horas de la
madrugada para pasar desapercibidos.

La libertad de cultos en Cuba, en sentido general, es posible apreciarla
en la población. Pero esta no ha podido borrar un cierto temor que
continúa latente de no ser bien vista por quienes gobiernan, aunque
proclamen a los cuatro vientos que se puede convivir al mismo tiempo
entre la religión y el ateísmo (¿?). Se sabe que en el fondo, lo hacen
porque no les ha quedado otro remedio.

No se puede saber con certeza hasta donde llega o no la libertad de
cultos y el respeto a la religión, porque a todas luces está
condicionado por fines políticos cada día más desteñidos.

Para Cuba actualidad: malecun@yahoo.es

http://primaveradigital.org/primavera/politica/80-cuba/4043-ireligion-y-politica-en-un-mismo-marco.html

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