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Saturday, May 12, 2012

La arrogancia infinita del Cuban-Non-Sapiens

Opinión

La arrogancia infinita del Cuban-Non-Sapiens
Paquito D'Rivera
Nueva York 12-05-2012 - 8:58 am.

'Como diría mi abuela Panchita, poco a poco nos hemos ido convirtiendo
en un bando de engreídos y sangrones'.

Hace unos días llegó a mis manos (o más bien a mi Mac) un ilustrativo
artículo firmado por Jesús García titulado El cubano no cae bien, que
enumera y describe los múltiples logros de muchos exiliados nacidos en
la mayor de las Antillas y el efecto negativo que dichos logros pudieran
haber tenido en el resto de los mortales. Pero analizando las cosas
desde otro punto de mira, los indiscutibles éxitos de algunos
coterráneos nuestros, son quizás una de las peores e injustificables
razones de esa desagradable petulancia por la que algunos nos llaman con
sorna y alguna razón "los argentinos del Caribe", o "el pueblo elegido"
(por nosotros mismos).

O sea que —como diría mi abuela Panchita—, poco a poco nos hemos ido
convirtiendo en un bando de engreídos y sangrones. Pero como dicen que
lo último que se pierde es la esperanza, quizás aún estemos a tiempo de
aplicarnos la sabia frase del filosófico Bill Cosby que dice que: "el
reconocimiento de nuestros propios defectos es la única forma de
enmendarlos". En caso de que sea esa la intención, agregaría yo.

Conversando cierta vez con un psicólogo en La Habana, este me decía que
la arrogancia tiende a aflorar cuando consciente o inconscientemente se
trata de cubrir o disimular alguna deficiencia o defecto personal o
social (que pal'caso es lo mismo). Yo he conocido cubanos que después de
30 o 40 años de vivir en este país [EE UU], dicen hasta con orgullo no
hablar o entender "ni una papa de inglés", o hablan del éxito obtenido
en los negocios siendo casi analfabetos. Y no es que sea deshonroso
carecer de determinados conocimientos, pues todos tenemos handicaps en
nuestra formación personal (mi propia abuela nunca aprendió a leer o
escribir), sino que el "ser cubano", cuando es mal educado, es el único
en el mundo que alardea de su propia ignorancia. Es lo que yo llamo el
Cuban-Non-Sapiens.

Uno de los siete pecados capitales, la envidia, es indudablemente un
sentimiento vil y recriminable, pero propiciar el resentimiento con
ostentaciones y desmanes contra individuos o grupos étnicos de menor
éxito es aun más vergonzoso, y a mi me produce muchas veces vergüenza ajena.

La pedantería cubana fue tan notoria y nociva para la reputación de las
tropas castristas en África, como lo es ahora usándola en contra de los
afroamericanos, los latinos, los indios y demás comunidades que
cohabitan con nosotros en el sur de la Florida. Esa es la triste
realidad que además, estamos pasando como pésimo ejemplo a las nuevas
generaciones. ¿Podremos algún día superar tanta estupidez y falta de
tacto y sentido común? Lo dudo. Son demasiados años de creernos la "raza
superior", sin darnos cuenta de que —como bien dijo aquel psicólogo
habanero— la arrogancia en el fondo no es más que un tremendo complejo
de inferioridad, y que la superioridad de los verdaderamente grandes
radica —por el contrario—, en su humildad y sencillez.

Celia, Martí, Monseñor Román, Montaner, Cachao, Andy y Bebo Valdés son
solamente unos pocos ejemplos de ello. Ojalá nuestros hijos y nietos
siguieran ese patrón. Supongo que entonces no caerán tan mal.

http://www.diariodecuba.com/cuba/11078-la-arrogancia-infinita-del-cuban-non-sapiens

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