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Saturday, May 05, 2012

Chávez y sus dos "operaciones" en Cuba

04-05-12 | Política

Chávez y sus dos "operaciones" en Cuba
Por Darío Acevedo Carmona*

En La Habana no sólo se dirime la salud del mandatario venezolano sino
también su sucesión, clave para la supervivencia del castrismo. Fidel
prepara el terreno para una eventual suspensión del comicio

Dos operaciones de alta precisión se están realizando en La Habana,
Cuba. Una de ellas, tendiente a soliviantar la pesada carga del
incurable cáncer que afecta al presidente venezolano Hugo Chávez; paliar
el dolor parece ser lo único que le queda al servicio médico de la isla.
La otra es de altísimo riesgo, pues tiene que ver con el problema de
quién y cómo ha de mantener el poder de tal forma que garantice la
supervivencia del proyecto chavista bolivariano socialista.

El agravamiento de la salud del presidente Chávez tendrá profundas
repercusiones, no sólo en Venezuela sino en buena parte del continente
americano. El liderazgo forjado con su generosa billetera de
petrodólares tenderá a desaparecer en la medida en que el cáncer impida
su desplazamiento que con aires de Bolívar resucitado realizaba para
otorgar favores a movimientos amigos, presidentes incondicionales y
campañas electorales. No se observa, en el corto plazo, un líder capaz
de copiar su indudable capacidad para tejer redes de apoyo a cambio de
dólares.

Esta es la razón de la preocupación que desvela a los hermanos Castro,
la dinastía dictatorial que ha hecho depender "su revolución" de la
ayuda exterior; primero, de la desaparecida Unión Soviética y en los
últimos años, de las dádivas de su amado discípulo. Ellos saben que el
fin de Chávez significará, muy probablemente, su fin. Después de 50 años
de fracasos, de dictadura, de anulación de las libertades, de la
oposición y de la democracia, Cuba no es hoy en día una economía que se
pueda valer por sí misma. Por eso buscan de forma desesperada una
"salida" que garantice la continuidad de la "Revolución Bolivariana". De
ahí el manejo reservado de la salud de su principal financiador. El
control férreo del tratamiento médico en Cuba y de los desplazamientos
del gobernante venezolano tiene como explicación la búsqueda de una
fórmula que hasta ahora les es esquiva. Desde luego, poner de acuerdo a
todas la dispares tendencias del proyecto chavista no es asunto fácil,
menos cuando de por medio está la supervivencia de la longeva dinastía.

La última "reflexión" del más grande manipulador del continente
americano en toda su historia trae, entre líneas, lo que podría ser la
salida. Fidel habla de una posible conjura de Obama y sus aliados para
propiciar un golpe de Estado en Venezuela. Crear artificiosamente una
atmósfera de peligro de la Revolución puede ser la disculpa perfecta
para hacer precisamente eso que le atribuyen a sus enemigos, un golpe de
Estado, que por supuesto no se llamaría de esa forma. Los comunistas son
hábiles maestros de la propaganda que hace ver las cosas tal como no son
o como a ellos les interesa que sean vistas. Saben que al proyecto del
socialismo chavista bolivariano, sangre de su sangre, hay que defenderlo
a capa y espada así sea al precio de suspender las elecciones de octubre
porque la oposición, apoyada en militares reaccionarios y traidores, va
a aprovechar la debilidad de Chávez para tomarse el poder a la fuerza.

De manera que los cubanos, que tienen invadida a Venezuela con misiones
policíacas y con su servicio de espionaje, saben que Chávez está fuera
de juego, que su cáncer es tan agresivo que hay dudas de que pueda
resistir la campaña electoral en curso y que ese factor juega a favor de
Henrique Capriles, el líder de la oposición. Pero ellos, los cubanos y
sus esbirros de todas las tendencias, jamás van a reconocer esa
situación, jamás admitirán que el problema es la salud de Chávez y por
eso han empezado a hablar de un fantasmal golpe de Estado del
"imperialismo yanqui" y la oposición venezolana.

Habrá que estar mirando la situación con los ojos bien abiertos, pues
los cubanos y los Castro no actúan solos. Tienen detrás a los
presidentes del grupo ALBA (Alternativa Bolivariana para las Américas),
que serán incondicionales con lo que se decida en La Habana. Daniel
Ortega, Rafael Correa y Evo Morales, en primera línea, servirán de
megáfonos de la estrategia protectora de la "Revolución". Ellos saben
que está en juego su futuro y, por tanto, todo ese proyecto demagógico y
populista. Saben que su fuerza deriva de la ayuda que reciben del tirano
opulento. Serán puntales en el plano diplomático para que ni la OEA ni
Unasur ni la Celac ni la ONU condenen la medida extrema a que se vio
obligada la dirigencia chavista.

En periferia todavía muy cercana, oiremos declaraciones de solidaridad
de los presidentes de Argentina, Paraguay, Uruguay, los mandatarios de
los países antillanos y, nada raro, hasta de la presidente de Brasil. El
bloque antinorteamericano no puede darse el lujo de quedar al borde del
colapso. Todo tiene solución, así sea al precio de sacrificar la
democracia en la neocolonia cubana, que es, cosa insólita, más rica que
la metrópoli.

Vendrán días de gran tensión, de amenazas, de mucha bulla y escándalo.
Fidel escribirá (o le redactarán) más a menudo, Chávez recalentará su
Twitter para evitar que se vean sus impedimentos físicos. Los "tres
chiflados" (Evo, Correa y el cantinflesco Ortega) intercederán para
apoyar lo que les ordenen desde La Habana, no tienen alternativa.
Curiosamente en Colombia, el gobierno de Santos, que ya ha dado pasos
muy favorables a Chávez, a quien declaró su "nuevo mejor amigo" y a
quien honró al calificarlo de "factor de estabilidad regional", se vea
ante un impensable dilema: reconocer la medida de fuerza castro chavista
o salir en defensa de la democracia y de la realización de elecciones el
7 de octubre.

¡Es cierto! El proyecto chavo-socialista bolivariano está en grave
riesgo. Sus defensores, sus beneficiarios y sus aliados harán hasta lo
imposible por evitar su fracaso. Los demócratas del continente, los
gobiernos que creen en la democracia, hoy en condiciones minoritarias,
están en la obligación ética y política de estar alertas y preparados
para acudir en ayuda de los demócratas venezolanos y evitar que la
oposición y Capriles sean sacrificados. Por nada del mundo se debe
aceptar la idea de aplazamiento de las elecciones, mucho menos la
instauración de un gobierno de salvación nacional, pues eso significa,
ni más ni menos, un golpe de Estado castro-comunista.


* Darío Acevedo Carmona es un historiador, investigador y ensayista
colombiano, autor del blog Ventana Abierta.

http://america.infobae.com/notas/49780-Chavez-y-sus-dos-operaciones-en-Cuba

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