Pages

Wednesday, May 09, 2012

Apuntes sobre la educación en Cuba

Apuntes sobre la educación en Cuba
Miércoles, Mayo 9, 2012 | Por David Canela Piña

Hace poco buscaba en los periódicos del día una noticia digna de ser
comentada, o al menos que atrajese mi interés. Y encontré en el
periódico Juventud Rebelde del sábado 28 de abril un artículo titulado
"Exámenes que trazan futuro", que anunciaba el comienzo de las pruebas
de ingreso a la universidad para el martes 8 de mayo, y comentaba los
nuevos cambios que se están aplicando en los niveles de enseñanza
preuniversitaria y superior.

El entrevistado, René Sánchez, director de la comisión de Ingreso y
Ubicación Laboral del Ministerio de Educación Superior, declaraba que
este año las áreas con mayor apertura de plazas serán las carreras
"pedagógicas, médicas, técnicas y agropecuarias", por lo que se tratan
de incentivar esos perfiles vocacionales. Pero la idea que me molestó
fue la que pretendía desmontar el "mito de las vocaciones", arguyendo
que "está probado de manera científica que preparándose adecuadamente se
puede estudiar cualquier profesión." Y continuaba en el párrafo
siguiente: "Una carrera universitaria es una puerta más amplia a la
vida, que sirve a las personas para ser más útiles, servir mejor a la
sociedad, sentirse más plenos, pero no está identificada con una
vocación específica."

Nótese cómo primero realza la función social del progreso cognoscitivo a
través de dos enunciados tautológicos, luego menciona, como de paso, el
bienestar espiritual, y finalmente entierra la posibilidad de un vínculo
de desarrollo orgánico entre ambas funciones (la social y la
psicológica) a partir del cultivo de una vocación específica.

Al parecer, este funcionario jamás ha conocido a una persona que le haya
confesado, dibujando un rictus de amargura y frustración en su cara, que
él estudió esa carrera, pero que en realidad le hubiera gustado estudiar
otra. Y si no, ¿qué sentido tendría numerar una boleta con cinco
opciones, por orden de prioridad decreciente, si todas representan lo
mismo para el estudiante?

¿No recuerda acaso que en La Edad de Oro, el libro más reconocido
internacionalmente de José Martí, el intelectual cubano (y futuro héroe
por la independencia) les narra a los niños de América las anécdotas más
inspiradoras sobre la grandeza del genio, cuando éste es alentado por
las fuerzas desbordadas de una vocación? En su artículo "Músicos, poetas
y pintores" no deja de ilustrar, uno tras otro, los eventos que revelan
la formación de una vocación temprana, y las adversidades que tuvieron
que superar muchos artistas para llegar a culminarla. Así, por ejemplo,
dice que a Haendel su padre "le prohibió tocar un instrumento", porque
quería hacerlo abogado, "pero el niño se procuró a escondidas un
clavicordio mudo, y pasaba las noches tocando a oscuras en las teclas
sin sonido". De Miguel Ángel comenta que "en cuanto pudo manejar un
lápiz le llenó las paredes al picapedrero de dibujos, y cuando volvió a
Florencia, cubría de gigantes y leones el suelo de la casa de su padre".
Y de Lope de Vega cuenta que "cambiaba sus versos con sus condiscípulos
por juguetes y láminas, y a los doce ya había compuesto dramas y comedias."

¿Tampoco conoce este señor que en las escuelas primarias y secundarias,
una de las tareas pedagógicas fundamentales para la enseñanza de la
Historia de Cuba es demostrar la temprana "vocación revolucionaria" de
los héroes, para lo cual se usan clichés como que vio la miseria y la
injusticia que le rodeaba, y decidió rebelarse contra ella, amén de que
una de las virtudes cardinales de su carácter es siempre la
"intransigencia revolucionaria", la cual guía sus acciones en la lucha
contra el opresor?

Es comprensible este tipo de razonamientos en un funcionario que
participa de este tipo de ideología de estado, ya que la educación
socialista está atrapada en una contradicción ontológica: al pregonar la
culminación de todas las esperanzas de bienestar en el hombre, basándose
en la premisa de que las relaciones de fraternidad garantizan por sí
solas la felicidad individual, termina vaciando a los hombres de
contenido psíquico, y los convierte en una tabula rasa sobre la cual
puede imprimirse cualquier huella. Como es una ideología esencialmente
atea, le desconoce al hombre la facultad de ser un alma.

Entre las reformas que me gustaría ver fomentadas en el sistema
educativo cubano está la creación de Bachilleratos en Humanidades, en
Ciencias, y en Ciencias y Humanidades, además de multiplicar las
escuelas de oficios, y mantener las escuelas de formación artística,
tecnológica, y pedagógica. La enseñanza preuniversitaria debe ser un
canal, y un puente que conduzca hacia la enseñanza universitaria, no una
zaga del nivel precedente. Debe ser (como anuncia la etimología
castellana), un "pre-universitario", no una "post-secundaria".

Otro de los aspectos que me llama la atención en las últimas reformas
educacionales es la progresiva liberalización de los marcos de las
carreras: en la modalidad de Concurso (creada para los estudiantes que
perdieron la continuidad de sus estudios, y decidieron recomenzar) se
puede optar por diferentes carreras, aunque ellas se estudien en
universidades distintas, como Medicina y Psicología; se permite estudiar
una segunda licenciatura, "siempre que exista la especialidad en el
Curso por Encuentro" (otra modalidad, que fue concebida para los
trabajadores); a los graduados de politécnico se les reconoce como
vencido el nivel medio-superior, o sea, que ya salen con doce grado,
como se dice popularmente; y los estudiantes universitarios pueden
estudiar asignaturas que pertenezcan a los programas de estudio de otras
carreras, pero sin renunciar a la carga de asignaturas del suyo.

Sin embargo, creo que la academia debiera tener un programa de estudios
semi-abierto, en el cual existan 3 o 4 asignaturas básicas por semestre,
y que las demás puedan ser elegidas de forma libre dentro del amplio
abanico de asignaturas de los programas de carreras afines. Y un
programa semi-cerrado pudiera usarse en la enseñanza preuniversitaria,
en donde los estudiantes puedan seleccionar 2 o 3 cursos libres a su
voluntad. Por ejemplo, que en una asignatura como Lengua Moderna, puedan
elegir entre el francés, el alemán, el portugués, o el italiano, ya que
el español y el inglés debieran ser las lenguas básicas de su formación
lingüística.

Creo además que en la Universidad debe acabar de removerse el lastre de
unas asignaturas insulsas, que hasta ahora son obligatorias por su
carácter político, como Preparación para la Defensa, Economía Política,
Marxismo y Sociedad, e incluso Educación Física, que puede ser opcional.

Esto me lleva a sintetizar dos tendencias: una liberal, que tiende a
ampliar y disolver los límites estrechos de las carreras, y otra
conservadora, la cual está vinculada a un proceso de narcisismo
político. Hace unos años, se evaluaban tres pruebas de ingreso:
Matemática y Español (por ser las asignaturas arquetípicas de las
Ciencias y las Humanidades), y una tercera, variable, que dependía del
perfil cognoscitivo de la carrera a la cual se aspiraba en primera
instancia. Podía ser Física, Química, Biología o Historia de Cuba. Desde
hace unos años también –aproximadamente una década–, se decantó la
obligatoriedad de esta última, seguramente para "reforzar el trabajo
político-ideológico" con los jóvenes, o sea, para legitimar la autoridad
de un gobierno a través de la enseñanza de un discurso canonizado por la
historiografía revolucionaria.

La última disposición ministerial fue declarar dos semanas de receso
escolar para todos los niveles de enseñanza: una para conmemorar el
triunfo de la Revolución, que se extiende hacia el final y el principio
de año, y otra para celebrar la victoria de Playa Girón. Y a la semana
en que cae el 19 de abril, se le ha comenzado a llamar la Semana de la
Victoria. Me parece un esfuerzo decadente por reactivar un patriotismo
asociado a los momentos cumbres de afirmación del sistema político.

En otra ocasión pudiera analizar las aristas de la educación que
diversifican y vigorizan las identidades culturales de la sociedad
cubana, como la religiosa, la racial, y la multicultural. Lo que sí es
verdadero es que no se debe educar a nadie para ser "revolucionario", ni
socialista, ni proletario, sino para que pueda descubrir y cultivar las
mejores potencialidades de su inteligencia y su carácter, y se eleve
hacia una plenitud espiritual invirtiendo –como dice la parábola
bíblica– sus talentos en la vida.

http://www.cubanet.org/articulos/apuntes-sobre-la-educacion-en-cuba/

No comments: