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Monday, May 29, 2006

Con los pobres de esta tierra

RELIGION
Con los pobres de esta tierra
Juan González Febles

LA HABANA, Cuba - Mayo (www.cubanet.org) - La Iglesia Católica cubana,
en silencio y con una modestia fuera de serie, cerró filas con los
pobres de esta tierra. Su accionar lleno de amor elude titulares, pero
están ahí donde es necesario. Cursos gratuitos con una calidad docente,
en ocasiones (casi siempre) superior al sistema oficial. Los cursos,
gratuitos y sin exclusiones.

Idiomas, computación, cultura artística y literaria, historia, etc., con
convocatoria amplia y sin verificaciones. Comedores gratuitos para
ancianos desamparados y en ocasiones (miopía amorosa) para otros
hambrientos no tan ancianos.

La Iglesia Católica cubana asumió el reto de marchar al ritmo de una
sociedad civil, incipiente y sofocada. Entre sus publicaciones, vale
destacar dos: Palabra Nueva y Vitral. En ambas prima la calidad, sin
desdoro del resto. Más allá de las distinciones y galardones que tales
publicaciones hayan alcanzado en los foros internacionales, lo
determinante es el espacio que logran en los hogares humildes de los
cubanos de a pie.

Los esforzados padres y monjas de nuestros barrios se multiplican en la
asistencia que prestan en asilos, hospitales y el peso que tienen en la
vida de la comunidad.

Atrás quedaron los tiempos de aquella Iglesia raquítica y menguada de
los 60 en el pasado siglo. La capacidad de recuperación de esta
milenaria institución en Cuba ha sido un milagro. Un monumento vivo a la
perseverancia de los sacerdotes y laicos que lo hicieron posible.

Por esto es necesario que se conozca la labor amorosa de esta gente
buena de cruces y sotanas, de sermones y por encima de todo, paciencia.
He escuchado críticas sobre las posiciones políticas de la Iglesia
Católica cubana. Quizás algunas tengan fundamento, pero el caso es que
los curas y las monjas no son políticos. Son seres humanos armados de
una filosofía basada en la humildad y el amor, personas enquistadas en
una paciencia y una tenacidad a toda prueba.

El pueblo de Cuba hoy se siente deudor de la preocupación de esta
Iglesia. Somos deudores de medicinas gratuitas entregadas sin pedir algo
a cambio. Sin averiguar si es para un católico o para un ateo. Somos
deudores de los curas de fila que alivian el hambre, la sed, la
desesperanza y el aislamiento. Benditos sean los hombres y las mujeres
de esta Iglesia, dispuestos al apoyo y la justa reconvención, a la
tolerancia y la reconciliación.

No hay barrio en La Habana donde el apoyo solidario y amoroso de la
Iglesia esté ausente. Con funciones de cine y debates aclaratorios para
todos, sin teque en este u otro sentido, y gratis, como nos gusta en el
barrio.

Cuando digo que la Iglesia Católica cubana echó su suerte con los pobres
de esta tierra, deben creerme. Han hecho su apuesta para ganar, pusieron
el corazón. Muchas gracias y reciban amor y respeto, lo merecen.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/may06/29a6.htm

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